Islas mexicanas: hogar y refugio de las aves marinas

• Analizan información disponible de aves marinas del noroeste de México

Ensenada, Baja California, México, 1 de julio de 2020. Un grupo de
investigadores de cuatro instituciones mexicanas, entre ellas el CICESE,
desarrollaron un modelo para clasificar las islas del noroeste de México
en relación con las características de las poblaciones de aves marinas,
las amenazas que enfrentan, así como los retos y oportunidades de hacer
investigación para mejorar los planes de conservación y manejo de estas
especies.

Tras recopilar y analizar 119 documentos de la literatura disponible que
abarcan 97 años de registro histórico de 11 familias de aves marinas
(entre 1922 y 2019), el grupo documentó que los archipiélagos de
Revillagigedo, San Benito, Coronado, San Lorenzo y Natividad son las islas
más importantes del noroeste de México para las aves marinas.

En el artículo “Retos y prioridades para la conservación de aves marinas
en el noroeste de México”, publicado en mayo de este año en la revista
científica Waterbirds, los investigadores comparten el modelo que
desarrollaron para asignar valores a estas islas y archipiélagos que
indica cuáles son las amenazas de las especies, los retos de realizar
investigación para conservarlas y las oportunidades de acción.

Varias poblaciones de estas especies se encuentran en un estatus de
conservación vulnerable, en peligro o crítico, por diversas amenazas como
la introducción de especies invasoras, pérdida de hábitat y el compartir
espacios con las actividades pesqueras. Para la mayoría de las islas
mexicanas existen estudios y planes de manejo que tienen el objetivo de
proteger a estas especies. Sin embargo, frecuentemente estas formaciones
se utilizan también con fines de pesca comercial, lo que subraya la
necesidad de analizarlas a partir del traslape de actividades.

Las islas y archipiélagos de la península de Baja California son zonas
vitales para las aves marinas, ya que allí se reproducen, anidan y crían.
Después de reproducirse se dispersan a otras latitudes para alimentarse el
resto del año, por lo que México escala a un compromiso internacional en
términos de conservación.

El archipiélago de Revillagigedo está en la cima de la lista de sitios con
prioridad de conservación. Entre las especies que crían allí, está la
pardela de Townsend, la única especie que crece en México considerada en
peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza. Históricamente, esta especie crecía en tres islas del
archipiélago, Socorro, Clarión y San Benedicto. El monitoreo a largo plazo
que ha realizado el Instituto de Ecología confirma que las colonias
permanecen en el Socorro y Clarión, pero la colonia de San Benedicto no se
ha reestablecido después de la erupción del volcán Bárcena. Es de suma
importancia continuar el monitoreo para detectar los intentos de
recolonización en esta isla. Además, este archipiélago es el único sitio
de México en donde crece el albatros de patas negras, el bobo de Nazca y
el rabijunco cola-roja. También es hogar de la única colonia subtropical
de albatros de Laysan en el mundo.

El segundo sitio lo ocupa el archipiélago de San Benito, hogar de más de 3
millones de individuos de diferentes especies. Esto lo convierte en el
lugar de mayor abundancia en el noroeste de México. Aquí habitan los
mérgulos de Guadalupe (en peligro de extinción) y de Scripps (especie
vulnerable), así como la alcuela oscura (también vulnerable).

El tercer lugar es para el archipiélago de Coronado, el punto más al sur
donde habita el paíño cenizo (amenazado) y, a la vez, el sitio ubicado más
al norte donde permanecen las colonias del paíño negro y el bobo café.

El archipiélago de San Lorenzo está en el cuarto lugar de la lista de
prioridad. Esta zona hospeda a 13 especies de aves marinas. Algunas de sus
islas albergan cantidades importantes, como la Isla Rasa, donde crece 95
por ciento de la población global de la gaviota mexicana (de Heermann) y
el charrán elegante. Isla Partida hospeda 80 por ciento de la población
global de los paíños negro y menor. El archipiélago también cuenta con un
porcentaje alto de la población global de la gaviota de patas amarillas;
la cual se estima en 20 mil pares y principalmente se concentra en el
Golfo de California.

En el quinto lugar de prioridad está la Isla Natividad. A pesar de estar
cerca del archipiélago de San Benito, esta isla es importante porque
alberga 95 por ciento de la población global de la pardela negra.

Retos y prioridades
Entre los principales retos encontrados por el grupo de investigadores, se
encuentran la poca información disponible, la falta de seguimiento a
monitoreos por especie y las condiciones difíciles para acceder a algunos
sitios de observación, sobre todo donde anidan las aves marinas; ya que
algunas especies lo hacen en acantilados y madrigueras, mientras que otras
tienen hábitos nocturnos.

Los investigadores incluyen que algunos planes de manejo de las áreas
naturales protegidas que utilizaron para el análisis presentan datos de
presencia y ausencia. Sin embargo, en ocasiones carecen de registros sobre
la residencia de la especie, si migra o se cría en la isla. Otro hallazgo
es la irregularidad de visitas a las islas para la estimación del tamaño
de las colonias de aves marinas. Se desconoce si las poblaciones aumentan,
son estables o disminuyen. Como los números pueden estar subestimados, el
grupo de investigación enfatiza la necesidad de hacer ciencia básica a
mediano y largo plazo que se enfoque en las tendencias poblacionales, la
influencia de la variabilidad ambiental, las alteraciones y los impactos
de los humanos sobre las poblaciones.

Agregaron la necesidad de incorporar tecnología nueva para obtener datos
más precisos en los monitoreos. Recientemente, con el uso de drones es
posible generar fotografías aéreas y construir ortomosaicos
georreferenciados para contar madrigueras de aves marinas con un error de
detección de 5.6 por ciento. Otra técnica es el uso de marcajes y
seguimiento satelital para identificar la distribución de las especies,
así como el análisis de isótopos estables para determinar la dieta y los
movimientos que realizan fuera de la temporada de crianza. Estos métodos
han sido aplicados recientemente, en 2019, por la Dra. Cecilia Soldatini y
su equipo de trabajo en la Unidad La Paz del CICESE.

En este estudio participaron los investigadores Yuri Albores Barajas,
Roberto Carmona y Víctor Ayala Pérez (Universidad Autónoma de Baja
California Sur), Horacio de la Cueva (CICESE), Cecilia Soldatini (CICESE
Unidad La Paz), Juan Martínez Gómez (INECOL) y Enriqueta Velarde
(Universidad Veracruzana).

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