Ensenada, Baja California.- El caso del orfanatorio “Puerta Fe” cuyo director de toda la vida Gabriel Diego García y del norteamericano D.J. desnuda y deja ver tal cual lo endeble que puede ser el sistema de justicia penal en nuestro país cuando se combina la corrupción con la irresponsabilidad y da por resultado la impunidad en grado superlativo.
Nos permite también darnos cuenta de lo expuesto que están los menores que viven en las casas de cuidado que existen en Baja California, al capricho y los bajos instintos de personas enfermas como el sujeto que abusó de una menor inocente, que lo único que merecía igual que todos los niños y las niñas, son momentos gratos, alegres y una mejor forma de vida.
Como lo dimos a conocer en su oportunidad, Aida Murillo, férrea defensora de los derechos de los niños, descubrió el caso de Angélica “N”, víctima del empleado del orfanatorio, Jorge Raúl Delgado, quien apenas hace unas semanas recibió la ridícula sentencia de 5 años en la cárcel, lo que obviamente a muchos nos pareció injusto, dice indignada la luchadora social.
Sin perder esa actitud de irritación advirtió que desde el principio este asunto estuvo plagado de serias irregularidades y conforme avanzó, dijo, fue saliendo más información dejando al descubierto una red de complicidades y corrupción en la que pudieran estar implicadas autoridades del DIF estatal y del sistema de procuración de justicia de ese entonces.
Una de las anomalías aludidas por la también editora de este portal es el hecho de que el norteamericano que se encuentra al frente de la administración de la casa de cuidado conocido como DJ. junto con Gabriel Diego García, pagaron la defensa del abusador.
Esto motivó una pregunta de la señora Murillo. ¿Qué le conocerá el abusador a Diego García que se convierte de facto en su defensor, tan grande son los interéses que no le importó abandonar a su suerte a la menor cuando tenía la obligación cuando menos de defenderla ya que se mostró incapaz de velar por su seguridad y salud.
DIF estatal evade, incumple omite
En la misma situación se encuentran las autoridades del DIF estatal y peor aún cuando son las encargadas de verificar las condiciones en que se encuentran los niños de los Orfanatorios.
Son quienes están al frente de esta entidad institucional quienes los regulan y están obligadas a aplicar las Leyes y los reglamentos respectivos así como a cerciorarse de la calidad moral y mental de las personas que trabajan en ellos, lo que evidentemente no hace.
El caso de Angelica y de otros niños que sufrieron mal trato en 1994-2002 y cuya defensa asumió también Aida Murillo, desnuda la incapacidad y falta de voluntad de proteger como les marca la Ley de parte de quienes han desfilado por esa descentralizada desde 1994 a la fecha.
Reitera la entrevistada la urgente necesidad de verificar la salud mental del personal que trabaja en los Orfanatorios, incluyendo por supuesto a los directivos.
Pide y exige que se les apliquen los mismos métodos rigurosos con los que califican a aquellas parejas que pretenden adoptar a los menores, “porque a ellos si les objetan hasta una mala mirada”, dice.
Con toda la fuerza que le da el estado el DIF debió defender a la menor en desgracia lo mismo que los directivos del Orfanatorio, pues esa era su obligación.
Y lo peor de todo esto es que los menores no sólo están en una completa indefensión, sino que están en riesgo de correr la misma suerte de Angelica o de los otros que han sufrido abusos y mal tratos, refiere Murillo Murillo.
Recuerda el caso del desafortunado norteamericano David Carthca, quien fue acusado injusta e indebidamente por cuatro violaciones y cuyos expedientes judiciales quedaron inexplicablemente integrados en menos de 13 días, tenían mucha prisa, les urgía concluir con este asunto, dice irónica la entrevistada.
Queda evidenciado el manipuleo tanto de Gabriel Diego, DJ. y de César Santiesteban en ese entonces subprocurador de justicia y a la vez Secretario de la Mesa Directiva del Orfanatorio, con lo que obviamente se generó un conflicto de interés.
Una irregularidad más
Extrañamente y contra viniendo leyes y reglamentos la familia del violador vive en el orfanato Puerta de Fé, claro con la complacencia de García Diego, lo que implica por supuesto violaciones a los ordenamientos en la materia y deja ver una vez más la nula supervisión y/o complicidad de las autoridades del DIF a las casas de cuidado.
Negociazo
Otra de las anomalías que salieron a la luz con este asunto es que los orfanatorios en la entidad cuentan con recursos que son donados por personas, instituciones y asociaciones altruistas de Estados Unidos, dineros de los que no se sabe absolutamente nada.
El gringo que está involucrado en este asunto, el tal D.J. es el que organiza en aquel país los eventos de recaudación y no se sabe quién o quiénes auditen o supervisen sus gastos.
Gracias a ello, el extranjero junto con Diego García han abierto más Orfanatorios y otro tipo de negocios en el estado.