Feminicidio no es solo una palabra, hay sangre y lágrimas

A. Isidro Escobar, Abogado y Defensor de Derechos Humanos. 2010-2017

El problema es gravísimo, cada que escucho hablar de feminicidios me remonta a Ciudad Juárez, Chihuahua, donde los cuerpos de cientos de mujeres trabajadoras a los pocos días aparecen abandonados en lotes vacíos, a las orillas de la carretera, pastizales, o simplemente a la deriva, solo por el hecho de ser mujeres.

Ahora la muerte recorre las calles de Ensenada, la ciudad que pierde su tranquilidad  tiene nombre de mujer.  La cruda realidad es que en el último año fueron asesinadas 26 mujeres en hechos violentos, 22 de estos son catalogados como feminicidios; colectivos feministas y asociaciones civiles aliadas reportan 115 desapariciones y 106 feminicidios en el Estado.

Decidí sumarme a esta lucha porque mi compromiso y valores lo exigen, no solo porque estoy convencido del cambio que podemos lograr si unimos fuerzas, sino porque amo profundamente a mi país.

Me preocupa la salud que muestra la sociedad, me preocupa la capacidad nula de la autoridad para evitar, resolver y/o castigar a responsables de ilícitos, me preocupa la impunidad que permite que se reproduzcan estos, me preocupa que nos quedemos en las estadísticas sin cambios en las acciones de las autoridades, me preocupa que la cultura de investigación en el país es casi nula, pero me preocupa más la apatía de la sociedad que no visualiza la magnitud de los feminicidios, lo que lo normaliza y hace crecer a lo que es hoy, no solo como en Cd. Juárez, sino en Baja California o Puebla, eso es mucho más grave.

¨Lo único que pedimos es justicia, alerta de género, no queremos venganza, ni dinero: justicia¨, eso es lo que buscan los familiares, amistades y colectivos que participaron en la marcha por Karem y los feminicidios en Ensenada.

Las organizaciones exigen la Alerta de Violencia de Género (AVGM), este mecanismo de protección de los derechos humanos para las mujeres que se fundamenta en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y su reglamento, y establece en su art. 22 un conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida y/o la existencia de un agravio comparado que impida el ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres.

Foto propiedad de: Desdeelfondo.mx

Activistas califican el feminicidio como crimen de Estado, pues sostienen que quienes deberían encargarse de resolverlo, no solo no cumplen: participan en la desaparición de pruebas.

De acuerdo con la investigación ¨Asesinatos de mujeres en México¨, del 2000 al 2015 se han cometido más de 5,000 feminicidios, la mayoría continúan en la impunidad.

Cinco y siete mujeres son asesinadas cada día en promedio, convirtiendo el 2016 en un año de sangre, según informa la ONU y el Observatorio Ciudadano Nacional Contra el Feminicidio, ocupando el horroroso lugar 16 en el mundo.

Sin embargo, no hay datos con precisión, de tal manera que no quiero caer en la tentación de ponerle crema a los tacos y darles números ficticios, pero tampoco subestimar seriamente el fenómeno, lo que nos impone realizar un trabajo serio, profundo y minucioso donde exijamos a las instancias públicas y organizaciones civiles revisar el proceso de registro y contabilización, pues se pierde el matíz en la cobertura.

No hay coordinación, ni orden, al menos no lo hubo en los últimos años, acusan activistas, lo que dificulta su cuantificación, acusaron que en el Sistema Nacional de Seguridad Pública no existe información desagregada sobre feminicidios y que la Secretaría de Gobernación los cuantifica sin distinguir si se trata de hombres o mujeres.

Recientemente (en diciembre 2017) el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública emitió una nueva metodología para presentar nuevos datos estadísticos de la incidencia delictiva, ampliando los delitos que se informan, como feminicidios, trata de personas, narcomenudeo, violencia familiar, entre otros, buscan empatar la clasificación delictiva de las fiscalías estatales con lo que reporta el INEGI, eso eliminaría la brecha que hay en las bases de datos, además de reportar el perfil básico de la víctima en cuanto edad y género.  Tres años requirió diseñar la nueva metodología para homologar criterios, dicen a los medios.

Por otro lado, según información del Gobierno de la República, 13 alertas de violencia de género se han declarado desde 2015 a la fecha, siendo en los siguientes Estados: Estado de México (11 municipios); Morelos (8 municipios); Michoacán (14 municipios); Chiapas (7 municipios); Nuevo León (5 municipios); Veracruz (11 municipios); Sinaloa (5 municipios); Colima (5 municpios); San Luis Potosí (6 municipios); Guerrero (8 municipios); Quintana Roo (3 municipios); Nayarit (7 municipios); y en Veracruz se declaró el 13 de Diciembre del 2017 por agravio comparado a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

En Baja California a pesar del aumento de la violencia contra las mujeres, se negó la alerta de género el 19 de mayo del 2016, junto a este Estado, hay otros como Guanajuato, Querétaro, Puebla, Sonora, Tabasco y Tlaxcala.

Reportan 9 procedimientos en trámite: Campeche, Ciudad de México, Coahuila, Durango, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Yucatán y Zacatecas.

Los casos de feminicidios seguirán apareciendo mientras campee la impunidad y el agresor se sienta protegido por el sistema.

Aunque las autoridades de Baja California minimizan la emergencia, no le quita la gravedad de la violencia, ni es excusa para no atacar, con todos los medios legales a disposición del Estado, el problema de feminicidios que se vive en el municipio de Ensenada y el resto.

Así de devastador, lamentable, angustioso y lastimoso los feminicidios que a diario publican los medios y por el creciente número de desaparecidos.

Ayer marchamos… marchamos por: Karla Cristina Gaytan Romero, Maria de Jesús Bárcenas Mercado, Ailed Verenice Solis, Rocío Asela Santiago Martínez, Lesly Mireya González Trujillo, Luz Clara Reyes Padrón, Josefa Ortíz Sierra, Nayely Viridiana Paredes Landa, Viviana Janeth Rivas Hurtado, Sirenia Salgado Jiménez, Rosa Espinoza Rolón, Blanca Marlen Martínez Pérez, Karem Castro y otras víctimas no identificadas, todas mujeres, algunas madres, ama de casa, hay lágrimas, maltratos, humillaciones, abusos sexuales, familias destruidas, hay impotencia.

Todos tenemos que cerrar filas contra esta epidemia de maltrato y abuso contra la mujer.

Hasta la próxima.

A. Isidro Escobar Rivas

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